Uno de los días del Campamento rompimos el horario habitual, pillamos unos bocattas y una mochila y nos fuimos a hacer una caminata a un sitio paradisíaco.
El lugar se llama "Verdes" y es un viejo molino reconstruído que está hecho en un pequeño islote de un río. Pero esa isla no es la única en ese río. De hecho el lugar es una fiesta de rápidos, saltos de agua y múltiples ramificaciones del cauce que acaba formando un verdaero archipiélago en miniatura.
La marcha hasta llegar allí la dirigió Edgar, un auténtico experto(no en vano lleva unos años de militar profesional).
Tuvimos que hacer una difícil operación rescate cuando la chancla de Sergio decidió darse un baño y salió propulsada a la fuerte corriente.
El recorrido fue más rápido de lo esperado pues a D. José se le ocurrió hacer varios "encierros sanfermineros" persiguiéndonos con una genuína rama de toxo de la tierra.
Una vez allí nos dispusimos inmediatamente a comer y, después de inspeccionar la zona, nos pusimos ha hacer distintos juegos por equipos.
La vuelta fué más rápida pues fuimos en la furgoneta que habían llevado D. Antonio y David (que estaba con la "pata chula" de uno de los juegos nocturnos).
Al volver a Fonteboa nos dimos un buen baño en la piscina.
Aunque habíamos hecho muchas cosas aún quedaban muchas por hacer. Campeonato de Ping-pong, una partida de "Lobos" -que no podía faltar-, después la Santa Misa, cena y juegos nocturnos.
Una vez más nos fuimos a la cama rendidos.
Aquí os dejo una presentación de fotos que resume la excursión:
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